Energía renovable para iluminar una vivienda

Una de las máximas preocupaciones que tienen los usuarios en la vivienda es el pago de las facturas eléctricas, cuyas cifras cada vez son más altas ante el aumento del precio del kilovatio (kW) de luz. Al mismo tiempo, los tiempos evolucionan y han permitido un cambio en los hábitos de consumo. La conciencia ecológica toma fuerza en los hogares para intentar reducir al máximo el consumo. En este artículo vamos a analizar el nacimiento de las alternativas más sostenibles para el planeta que garantizan la eficiencia energética.

Para empezar, la calidad de los equipos es importante, por lo tanto, se recomienda comprar aparatos electrónicos y electrodomésticos que dispongan de una alta eficiencia energética. ¿Y cómo lo sabremos? Por su etiqueta. Todos los equipos tienen una nota determinada, siendo la A la calificación más alta y la G la más baja. En este sentido, aquellos de mayor rendimiento que aporten a cualquier vivienda serán los que mayor letra tengan.

La eficiencia energética, en este sentido, desempeña una doble función en la que, por un lado, se busca un suministro que consuma lo justo y necesario en la vivienda durante su uso y transporte. Por otro lado, y en consecuencia de esta características, el usuario percibe una factura eléctrica más barata a la que poder hacer frente.

El impacto medioambiental de los sistemas de energía renovable

Estos cambios vienen motivados, sin duda alguna, por la revolución tecnológica. La preocupación medioambiental ha enfocado los nuevos proyectos del futuro hacia la búsqueda de instalaciones eléctricas que mitiguen los efectos que la huella de carbono genera mediante el uso de combustibles como el petróleo o los materiales como los plásticos. Las calderas de gas natural, sin duda alguna, se consagran como el modelo de mayor demanda en la actualidad por su equilibrada balanza entre la calidad del producto y el precio a pagar a finales de mes.

No obstante, los expertos en la materia fijaron la vista en las energías renovables como recurso para extraer y alimentar el hogar de suministro eléctrico. A fin de cuentas, se trata de una fuente gratuita, inagotable y natural. Fue así como nació el autoconsumo. Este modelo de consumo se define como un proceso en el que el el propietario de la casa forma parte en la producción del consumo eléctrico.

La forma más conocida de alimentar la vivienda empleando los recursos renovables es la energía solar fotovoltaica, la cual genera electricidad, agua caliente sanitaria, calefacción y frío solar, alumbrado en el interior y exterior, además de cargar las baterías de un coche eléctrico en el caso de disponer de uno. ¿Y cómo lo realiza? A través de paneles solares que se instalan en el exterior de un inmueble, ya sea en un tejado o jardín. Estas placas se encargan de recoger la radiación del Sol para transformar sus beneficios en suministro eléctrico.

Ventajas de la energía solar fotovoltaica

Entre los aspectos más destacables de este modelo de autoconsumo, se podrían destacar los siguientes:

-       En primer lugar, su composición, ya que dispone de baterías de almacenamiento en las que captan energía de más para poder emplear de noche.

-       Garantizan la independencia energética, ya que no precisan conectarse a la red eléctrica convencional.

-       Es así como reduce los niveles de consumo y, al mismo tiempo, el impacto medioambiental.

-       Su suministro es ininterrumpido.

-       Pese a que el precio de mercado pueda incurrir en una desventaja, lo cierto es que el usuario debe analizar su compra como una inversión inicial en donde poco a poco irá recuperando todo ese desembolso en forma de facturas eléctricas más baratas.

-       Aun así, es importante saber que su precio de mercado se está empezando a regular para ser más accesible para una familia media.

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